LA MÚSICA PARA APRENDER

¿Alguna vez se han puesto a pensar en todo lo que hay detrás de las canciones que escuchamos diariamente? Me refiero en concreto al significado que podamos encontrar en cómo el artista y los productores se están comunicando a través de la música. Lo que nosotros como oyentes, tenemos para analizar, son muchas formas y variantes para concluir en que realmente hemos llegado a entender algo. Tenemos las letras y sus formas de ser presentadas, las melodías y sus formas de ser interpretadas, los instrumentos con todos sus timbres y la forma en que están organizados, las afinaciones, los silencios, etc.; son muchas opciones. Seguramente nos hemos preguntado qué nos está diciendo una canción con su letra, y cuando lo descubrimos, tal vez nos quedamos con eso y lo guardamos para nosotros. O quizá, no prestamos atención a la letra, pero tenemos la misma melodía sonando en nuestra cabeza por todo un día, o por semanas, o años. Estos ejemplos son una pequeña parte del mundo que hay detrás de la música y las propiedades que tiene para el aprendizaje y la educación.

Se sabe a través de muchos estudios que la música posee una gran cualidad para ser usada como arma de aprendizaje en los niveles de educación escolar. Fuera del uso comercial que se le pueda dar, la aplicación como material didáctico no está exenta a ser considerada como un curso esencial dentro del plan de estudios escolar, como lo es en otros países del mundo. No es sólo una expresión artística, sino un recurso pedagógico que puede ser empleado para promover el desarrollo de las personas y generar espacios de aprendizaje mediante el sonido, el ritmo y la interpretación musical. Pero, ¿por qué la música debería ser uno de los pilares de la educación?.

Recuerdo cuando de niños debíamos memorizar algún concepto, lo que hacíamos era cantarlo con cualquier melodía para así poder recordar fácilmente. Sin embargo, una canción no es un libro entero o una asignatura, pero lo que sí es, un puente para llegar más rápido a la asimilación de ideas, expresar sentimientos, estados de ánimo y crear atmósferas.

El trabajo melódico favorece la memorización de textos y la buena acentuación de las palabras e incluso mejora la dicción. Funciona melódicamente para la concentración y para aprender otras lenguas (aprendí mucho el inglés gracias a las canciones), y rítmicamente con la comprensión de las matemáticas, por ejemplo.

Los efectos positivos que posee la música son diversos, entre ellos está el desarrollo del proceso cognitivo, creativo, intelectual y psicológico, para ayudar a tener mejor memoria, mayor percepción y motivación. Como forma de arte, es indudable su influencia en el desarrollo de niños y niñas en etapa escolar a través de canciones, cuentos sonoros, dramatizaciones y el fomento de actividades que favorezcan las cualidades musicales. Por ejemplo, apoyar el trabajo en silencio y la cultura musical con música de fondo; trabajar el tema de la lengua con el vocabulario, tratando de entender la intención de las frases, buscando verbos o sujetos; escuchando e identificando los instrumentos en canciones, etc.

Por mi parte, tuve suerte de estudiar la primaria y secundaria en un colegio donde llevamos algunos cursos de música y talleres extracurriculares. Yo pertenecía al taller de coro polifónico. Sin embargo, nunca fue suficiente para llenar el vacío que genera la falta de arte en el desarrollo escolar. La educación artística no está consolidada como un área fundamental del conocimiento, por ello este tipo de asignaturas son vistas como opcionales. Además de eso, todo daba pie a que aquellos que se inclinaban a formar parte de estos talleres, fueran víctimas de bullying. Recuerdo sentir incomodidad cada vez que llegaban al salón llamando a “los del coro” para alguna presentación o ensayo importante, con toda la avalancha de comentarios que eso implica, incluidos los apodos.

Con esto quiero llegar a que, el aprendizaje musical, ayuda a la socialización y fomenta la colaboración y el espíritu crítico a través de actividades colectivas. El hecho de interpretar música de otras culturas y épocas, permite a niñas y niños aprender sobre ellas y su forma de percibir el mundo, para así poder mostrar respeto; así la música no sólo sea percibida teniendo un impacto en el desarrollo cognitivo e intelectual del estudiante, sino también en la sociedad y en ciudadanos empáticos y creativos.

neto guevara

Por otro lado, está el desarrollo físico, con ejercicios y actividades que ayuden a conocerse corporalmente, ejercitando el oído, localizando el sonido e identificando cualidades musicales. La música durante los primeros años, se centra en el ritmo más que en la melodía y se reconoce el cuerpo y la voz como principales instrumentos.

Se ha demostrado que la música estimula el hemisferio izquierdo del cerebro, encargado del aprendizaje del lenguaje, los números y la lógica; por lo cual, es innegable la relación existente entre música y matemáticas. Investigaciones como la realizada en la universidad Münster en Alemania, concluyen que “el cerebro de los niños adquiere mayor capacidad sináptica cuando reciben clases de música con regularidad, las conexiones neuronales van aumentando a consecuencia de su constante entrenamiento, dado que deben procesar los sonidos y sincronizarse con la práctica de un instrumento”, esto hace que al relacionar procesos físicos y psicológicos, se desarrollen diferentes habilidades.

Podemos concluir en que la música debería ser parte integral de un sistema educativo que en nuestro país se encuentra empobrecido, donde las brechas sociales son cada vez más marcadas, donde la desigualdad prima y las consecuencias de una educación basada en creencias sociales y religiosas durante décadas, nos inunda. Todo esto hace que sea necesario crear en nuestro país, políticas públicas que promuevan la creación de programas de arte y música a nivel escolar y profesional, tanto público como privado. Impulsar e incentivar estas políticas en cada rincón del país, especialmente en lugares donde no llega la información necesaria ni los recursos para lograr aprendizajes óptimos, y que la música como recurso se encuentre fuertemente relacionada con la cultura en la que está sumergido el estudiante, enalteciendo su folklore e instrumentos autóctonos, con especial atención al déficit de aprendizaje en las zonas rurales.

Para esto, el estado debería implementar y asegurar ambientes idóneos que garanticen los procesos de aprendizaje, materiales, infraestructura y todo requerimiento para una nueva propuesta educativa, y mejor si está acompañada de un adecuado plan lector. No está de más poner sobre la mesa que debemos ser conscientes de los parlamentarios y políticos que elijamos, donde sus propuestas incluyan reformas educativas para el bien futuro del país.

Finalmente, cada uno de nosotros también puede hacer algo por mejorar la situación actual a través de la creación de actividades o espacios que incentiven el aprendizaje a través de la música. Por ejemplo, hace algunos años, Björk pudo realizar un proyecto dirigido a niños de 10 a 12 años, donde a través de su álbum Biophilia, trató de inspirar el desarrollo de la creatividad a través de la música y la tecnología. Lo peor que podemos hacer es cerrar los ojos ante la impronta de tantos años de desgobierno educativo.

“El hombre no capta con él lo que se le enseña intelectualmente desde fuera en forma coercitiva, sino solo lo que se ha desarrollado en él en forma no intelectual” – Steiner (1991).

Por: Luis Ernesto Guevara
21/03/2021

Álbum “Ámbar”
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